Todos los que forman parte de una empresa tienen responsabilidad en prevención de riesgos laborales. Sin embargo, el empresario es quien asume la mayor responsabilidad y es quien debe poner en marcha los mecanismos necesarios para contar con una entidad segura y saludable.

En este sentido, desde el Instituto Nacional de Seguridad, Salud y Bienestar en el Trabajo han publicado un documento en el que se incluyen diez acciones para promover la integración de la prevención de riesgos laborales, especialmente en las pequeñas y medianas empresas. El objetivo de este informe es prestar al empresario unas directrices que le ayuden a mejorar las condiciones de trabajo de su empresa y sus empleados. Poner en marcha estas acciones dota a la empresa, por pequeña que sea, de una mayor competitividad.

Las diez acciones preventivas a poner en marcha los empresarios

Es importante que el empresario se implique en el proceso y a la hora de llevar a cabo las medidas integradas para, así, también contar con la participación de los trabajadores. Especialmente en las microempresas, es competencia directa del empresario.

  1. Organizar la prevención. Antes de nada, es importante que el autónomo organice el plan, en función del sector al que pertenezca la empresa, su actividad, sus características propias, así como el número de empleados. Con todos estos puntos estudiados, es preciso crear un Servicio de Prevención Propio (SPP). Es decir, un departamento dentro de la empresa que se ocupe de desarrollar las acciones preventivas. En el caso de microempresa en las que haya menos de 3 empleados, esta tarea deberá asumirla el propio empresario.
  2. Contar con los trabajadores. Por pequeña que sea la pyme, el empresario ha de implicar y hacer partícipes a sus empleados de estos aspectos que afectan directamente a su salud y seguridad.
  3. Actuar frente a los riesgos. Para poder actuar frente a los posibles riesgos, y definir las medidas preventivas, primero se han de evaluar. Por ello, lo primero es identificar los posibles riesgos que implica trabajar en ese lugar en concreto. Se entiende como riesgo laboral la posibilidad de que un trabajador sufra un determinado daño derivado del trabajo. Estas revisiones deberán realizarse de manera periódica.
  4. Información y formación a los trabajadores. Informar a los trabajadores sobre las medidas preventivas así como de los riesgos a los que se exponen es la mejor manera de hacerles conscientes y lograr que se impliquen en ellas. La formación para el desempeño de las propias medidas preventivas es fundamental para que el plan funcione. Es la forma en la que los trabajadores aprenden a desempeñar su trabajo de manera segura.
  5. Anticiparse a los cambios. Incorporar cambios en el entorno de trabajo puede traer consigo nuevos riesgos. Desde modificar procesos, contratar nuevos empleados o realizar cambios de equipos pueden suponer la aparición de nuevos riesgos o agravar los que ya hubiera. Para evitarlo, es vital analizarlos antes para poder intervenir con antelación. De esta forma se pueden controlar los cambios y minimizar sus posibles riesgos.
  6. Cuidar la salud. Dentro de las medidas preventivas siempre deberá incluirse una vigilancia de salud. Es decir, un reconocimiento médico para los trabajadores inicial, cuando empiecen a trabajar, y periódico, en función de los plazos que se marquen desde la empresa. Los datos de estos reconocimientos se pueden utilizar para mejorar la evaluación de los riesgos así como para la planificación de las medidas preventivas.
  7. Investigar los daños para evitar que se repitan. En caso de accidente o enfermedad profesional, es importante que se investiguen las causas que lo han producido para poder detectar el origen. Con fin de corregir los posibles errores o factores que hayan provocado un accidente de trabajo o una enfermedad, se ha de llevar a cabo una investigación donde se determinen las causas para que no vuelva a repetirse.
  8. Previsión de la actuación frente a emergencias. Este punto trata de tener una planificación cuando se da un acontecimiento inesperado en el que puedan producirse daños a personas, materiales o demás factores que afecten a al proceso de trabajo. Es decir, contar con un plan de actuación en caso de emergencias para actuar rápidamente y poder minimizar los posibles daños.
  9. Verificación. Según se expone en el documento, el plan de actividades preventivas debe someterse a una auditoría, que deberá repetirse de manera periódica. Esta herramienta permite verificar de forma objetiva que se ha realizado un análisis de riesgos correcto, se han planteado unas medidas adecuadas, y, en definitiva, se ha implantado un sistema de prevención de riesgos laborales eficaz.
  10. Documentación del plan. Todo el plan de prevención de riesgos laborales, así como sus medidas acordadas deberán estar debidamente documentados. Según el informe del Instituto Nacional de Seguridad, Salud y Bienestar en el Trabajo, la documentación no debe tomarse como un fin, sino como el medio para lograr la inclusión idónea del plan preventivo en la empresa.

FUENTE: https://cincodias.elpais.com/cincodias/2022/06/08/pyme/1654688483_414627.html